¡Qué risueño contacto!
¡Qué risueño contacto el de tus ojos, ligeros como palomas asustadas a la orilla del agua!
¡Qué rápido contacto el de tus ojos con mi mirada!
¿Quién eres tú? ¡Qué importa!
A pesar de ti mismo, hay en tus ojos una breve palabra enigmática.
No quiero saberla. Me gustas mirándome de lado, escondido, asustado.