En los restos de la vasta tierra, después de su explosión, se podían observar los fragmentos de quienes (por su naturaleza dotada), lograron marcar la vida con lienzos cobrizos.
De ahí salieron las manos, desenterradas, adoloridas y sangradas...
Las mismas que sembraron la gente y su color...
Indígena, del mismo tono que la tierra...
Para abrazar lo que es bello...
La aurora del amanecer...