Con el cuidado más preciso, subo lentamente hacia ti. Aunque el cielo jamás aparenta estar cerca, yo recorro mi camino reflexionando. En mi mente está tu rostro.
Hagamos el amor; con besos, prosa y caricias. Tómame, descubre que tengo sabor.
Cuando llego a la cima de la pendiente, no estás. ¡No estás! Y ahora ni la luna me consuela. ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde te puedo encontrar?
Lágrimas sobre mi rostro...