Solitaria estancia en un lugar desconocido. Posiblemente nadie te encuentre, ninguna amistad pensaría en buscar ahí. El ambiente es fresco y liviano. La compañía imperceptible. Sólo el encuentro con uno mismo.
Voltear hacia un lado refleja sabiduría (acompañada de un toque sutil de arrogancia). Mirar hacia el otro, la humildad de sentirse bien con uno mismo y nada más.
Un amigo llegó, eso rompe la paradoja...