Sidé habla con su mente:
-¿Cómo te sientes hoy, que todo ha terminado? ¿Bien y con el alma tranquila? Yo creo que no. Seguro estoy de que fue una mala idea haber ido, ahí, a donde tus anhelos reinaban. Tonta fuiste al creer que las miradas se intercambiarían, que la calma sería otra, que el diálogo luciría enriquecedor. Y luego, al llegar a tu casa, la terrible soledad.
¿Qué ocurre con el mundo? ¿Eso te preguntas? Sucede que el hombre y sus egoísmos lo estan pudriendo. Hoy apesta. Apesta tanto como ese egoísmo propio con que tu dolor se comportó. Y tú, expuesta toda frente a la vida, te rindes. Te rindes a la merced de los abusos.
Nunca, nunca lo hagas. Lucha hasta que tus convicciones se aproximen y se logren. Una mala pasada no genera controversia sino en ti misma. Un golpetazo de senton es sólo eso, y nada más. Hoy te entregaron un tumulto de fotografías, que ¡para tí significaron tanto! al momento exacto en que tu mirada las enfocó, pero frente a tu dolor, no causaron gran efecto.
Qué ingratitud, qué sufrimiento y qué coraje. Hasta resulta chusco ver la escena desde afuera. La impotencia frente al miedo de atreverse a preguntar que ocurrió. Porque las sombras de quienes nos rodean, han borrado el valor de la confiaza. ¡Corre! ¡Vete tranquila! Elimina una vez más lo que la vida te dió.
