Me encuentro sentado exactamente junto a ti. Ayer recibí tu llamado en mi mente y dormí con la angustia de que estuvieras bien. Hoy estoy contigo. Te extraño. Busco concentrarme en mis pasiones profesionales, pero jamás descuido lo hermoso que es adorarte. Ya no puedo más. No soy capaz de contenerme y de gritarle al mundo que te quiero. Que en tus ojos vibran mis deseos y en tus manos mi cuerpo desnudo.
Veintiseis son los días que aguanto para sentirte real una vez más. Y la calma frente a todo. La calma de saber que en ti no cabe la duda y que estás a todo dar. ¿Qué hago yo para contener mi ganas? ¡Nada! No las contengo. Me contengo sólo a mi mismo de ir a trote recio por los caminos y cantar al pie de tu ventana.
Mirame, sienteme, ¡vibra!
