Memoria inmediata: a mi hijo Netzahualcóyotl

Vivir es darse

Suena el timbal

Su piel morena es color azúcar.

Con sus dedos practica un movimiento casi

elástico, que dirige el ritmo con que se mueve

cada cadera en la pista. Su nombre, un misterio

perdido en el fondo de la salsa rica, la del puerto.

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Mi ojos la observan como una sombra. Se mueve

en cada tiempo como si ella dominara el

universo y su ridículo palpitar.

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Lluvia de estrellas, en una fantasía de duendes

imposible de comprender, dotada de seducción,

de miradas: un concierto donde sus timbales

(aquellos que resuenan desde el interior de su pecho)

oscilan en paralelo con la vida.

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La escucho sonar.

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¡Que suene, que suene el timbal!

Cejas despeinadas

Es difícil despeinar el vello que es flor.

Más, cuando sus pétalos son suaves. El tacto

con la yema de los dedos exalta los sentidos.

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Además, su perfume; deliciosa fragancia que

hace un recuerdo perpetuo en la mente de todo hombre.

Nervio

Dolor que avanza lentamente.
Recorre los caminos sinuosos de mis vertebras
haciéndose un espacio entre discos y apófisis.
Gritando inseguridad: en mis pasos, mi equilibrio
y mi alegría.
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De lo desconocido, súbitamente penetró mi cuerpo
por la espalda; olvidando las leyes rectoras de una
guerra limpia, digna de pelearse.
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Viene y va, paseando por los axones de mi sensibilidad.

Uno, dos... cuento

Estaba contando por la mañana: 1, 2, 3, 4, 5…
quizás era tiempo; ó tal vez besos que,
estando junto a ti, podría darte.
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Cuando inicié, todos parecían ser tuyos.
Pronto comprendí que eran más bien sobre ti,
sobre tus manos, tus ojos y tu cuerpo.
1, 2, 3, 4, 5… pedacitos de ti…y comenzaba una vez más la cuenta.
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En el uno siempre recordaba tu cabello rizado,
el chino seductor que reposa en cada uno
de tus hombros. Y que despeino con frecuencia
por deleite mío y molestia para ti.
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2, 3 y 4 retumbaban como palmaditas en la espalda,
aquellas que de ser aplicadas con sensualidad,
expresan que te quiero y algo más.
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Con el 5 pensaba en rosas, preguntándome
cuál sería tu flor preferida. Esas brillantes y llenas
de color, o más bien flores sinceras como la orquídea.
5 nubes para hacerte un colchoncito de amor.
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Luego, mientras contaba miré el cielo.
Azul, claro, abierto y armónico, invitándome
a no contraer más mi deseo; sino a expandirlo.
A estirar lujosamente lo que siento por ti.
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En uno me atraes con lindura.
Llegando al dos se ha convertido en deseo;
Ya arribado el tres, es cariño lo que siento.
Cariño por ti.
Luego, el cuatro es galante expresando
pasión; en tus caderas, tus hombros y tu espalda.
Cinco es el mejor.
Grita que la vida lo sabe y el mundo también,
Que no queda pretexto alguno para ocultarlo y
desvela, con singular alegría, el sentimiento
marcado y sincero de mi amor.
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Uno, dos, tres, cuatro, cinco… quiero estar junto a ti.

Ahí en las sombras

Me pregunto qué escondes detras del velo,

de tu caminar pausado y arrogante,

segura siempre de hacia donde ir.

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Tus ideas pueden ser profundas, pero sencillas también

sin duda alguna. Llegar, recoger la victima.

Partir, tan lejos como puedas; sin

nunca responder por qué. Por qué hoy.

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Soy tu cazador, silente sombra

que persigue huellas. Del pasado, presentes

y las próximas en venir.

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Algún día he de comprender

tu misterio, y lo arrancaré de la vida.

Así la noche no será más tu complice,

ni las sábanas tu herramienta.

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Mientras tanto duermo contigo a sabiendas

de que cada instante te aproximas más. Y yo,

hombre seducido, pronto te he de abrazar.

Mis labios

Ayer por la tarde pensaba sobre cómo

demonios podría clasificar los besos.

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Imaginé sus texturas primero, pero

los hay tan voraces que uno pierde toda sensación.

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Luego, consideré su olor: llevándome

la frustración de sólo poder

categorizar unos cuantos, ya que la mayoría

huelen a saliva.

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Y cuado estaba a punto de cambiar mi

tema de reflexión, se me ocurrió

que por tratarse del sentido más esplendoroso,

el gusto, debían catalogarse por su sabor.

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A mi me encantan los besos de sinceridad,

aquellos acompañados con el aroma

de la pareja y su toque especial de masaje.

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Me gustan los de chocolate, fresa y cereza.

Más bien los dulces que los salados.

Más bien los suaves que los fuertes.

Más bien los de alguien que sepa, huela y

se sienta fenomenal.

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En el final, preferí probarlos todos

en mi mente, y olvidé por completo

la premisa original de mi meditación.

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¡Qué gourmet!

Dreams off

Sólo en sueños...

pierdo la cabeza en la nada.

Guardo mis labios para no morder,

quemo las ganas de alcanzar una

manzana de oro.

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Duermo, duermo vagabundo,

en límites que quizás nunca conoceré.

Paso doble

Frente a mi.
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Cada una de sus páginas contiene,

en una escala pequeña y seductora,

el paso impactante de una marcha

que estremece el sentimiento.

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La tinta de su letra describe con curvas

y finos trazos, la simpatía coherente

junto al brillo de un movimiento

perfectamente marcado.

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Leo y disfruto,

cada correción explicada con palabras que

cantan la mejor pedagogía. En cada nota,

una pisada con eco. Un eco militar.

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Su nombre es doble.

Está gravado con el apellido palpitante

de una dama antigua,

hoy salvada de la guerra.

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Tras cerrar el libro,

incursiono en el ritual de vivir

cada ritmo aprendido con

el recuerdo de su enseñanza.

Hacia abajo

El sonido hueco de una gota de agua rompe la paz oscilante de un lago perdido. Digo perdido, porque ni el hombre ni la energía lo visitan. Luce tan muerto, que es difícil pensar en alguna especie viviente dentro de él; sin embargo, una gota ha saltado. Tan tremendo acontecimiento no puede ser coincidencia: algo pasó.

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Veinte, treinta, cuarenta segundos después, cual rayo eléctrico deslumbrante, otra gota volvió a azotarse con un sonido hueco sobre la superficie petrificada del lugar donde nunca existió la vida.

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Los árboles secos que observaban tan fascinante espectáculo, comenzaron a mover sus raices en dirección del manto acuífero. Quien sabe, quizás esa pequeña cosa les haría cosquillas abajo. Un minuto, dos y luego veinte; nada ocurrió. La decepción ya se notaba en el rostro natural de todas aquellas especies secas y entristecidas por el paso de los años perdidos cuando, sin previo aviso, una luz encendió nuevamente sus sombras y dejó pegar su gota contra el agua.

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Entonces, después del asombro de arbustos, robles y eucaliptos, alguien comenzó a reir. La carcajada era tan contajiosa que pronto todo el valle del olvido llorába de la risa. Esta vez, una, dos y tres gotas iluminaron sus siluetas perdidas por años y dejaron sonar el eco de la caída.

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Como era de esperarse, llegó el momento en que todo el mundo calló. Y fue entonces y sólo entonces, cuando una pequeña conchita asomó sus grandes ojos por encima de la superficie y comenzó a reir con voz pícara y dulce. Clac, clac, clac tres conchazos se escucharon y el viento lanzó un huracán. La lluvia acompañaba con ecos cada triple clac del molusco extrovertido.

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Finalmente, cuando el asombro de la flora local desapareció tajante, la conchita se introdujo con un saludo muy particular:

Bosque mágico, tierra de leyendas y mitos,

soy el cúmulo de gloria que tu oxígeno produjo.

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Tantos años de respiración muerta

te alejó de millones de sitios

hermosos como la luz;

pero tu sacrificio luce ahora agradecido

por esta sonrrisa joven,

que presume la vida con ánimo y lujo.

Posteriormente, inició un cántico extraordinario, que ocasionó verdura y brillo hasta en los rincones más obscuros del lugar:

Voy abriendo caminos para dejar

las cosas buenas de la vida en tu campo.

Traigo la brisa del sol por las mañanas,

iluminando siempre desde el norte

directo a cada uno de tus flancos.

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Tan...tan...tan...

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¡Mundo hermoso!

Turbio

Turbia noche que emana de los rostros perdidos; de la humedad incesante de un mes marchito y oxidado por la pesadumbre de la inconciencia humana.

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La luz de los faroles ilumina mi camino mientras el goteo intermitente de la lluvia moja la calma nocturna. Empapa el cuerpo desnudo de los espíritus liberados. Del hambre, la miseria y el odio.

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La mejor vía para obtener calor en estos momentos, es abrazando la compañía de la mujer hermosa. Aquella que con sus pasos regala melodía a la vida.

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Hoy fue un día bizarro y surrealista para quienes piensan en lo posible. Y luego comienzan a soñar.

La luces que no duermen

¿Dónde van todos los sentimientos perdidos? ¿Aquellos que se escupen desde el corazón? Seguramente se dirigen hacia la antena del olvido. En ella desaparecen. Se transforman en viento que pronto será brisa, perdída en un manto de aire fugaz.

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Y cada setenta años, se condensan en nubes que llueven, goteando así un nuevo deseo de pasión.

Bailando...volare...

Un dos tres si, cinco seis siete si... quédate conmigo.

Neurotica

Dos instantes: abrí los ojos para ver el mundo; luego los cerré para escapar de la guerra.

Nací con la tranquilidad de un universo sano, pero pronto tuve que madurar. Mi vida dependía de ello.

Tras escuchar el primer cañonazo, todo espíritu retumbó en el miedo. Y parado frente a mi, un desalmado coronel ordenó a nuestras vidas (la mía y la de todos aquellos desafortunados que me acompañaban) lanzarse bajo un aguacero de balas.

¿Qué determina quién muere y quién no? Todos bajo la misma insulsa probabilidad. Cuando el hecho terminó, el mundo se apestó de muerte.

En pie todavía, con sangre de todos los colores de la tierra en mis manos, caminé derechito a la bandera del enemigo. Puse junto a ella un trapo con los colores de mi patria. Arranqué el rojo del conjunto y amarré mi chaqueta con el. Pronto se carbonizaron todos bajo el fuego de mi encendedor.

Qué porquería es esa que pensamos, acerca del hombre y sus costumbres natas: ¡¡¡ un ser ambicioso y político por naturaleza !!! En nuestras manos cabe la libertad y el respeto, en nuestras manos cabe humanidad.