Un amigo quiere irse de fiesta conmigo.
Durante la noche, mientras dormía, platiqué
con neptuno para que nos diera bienvenida en el mar.
Su voz profunda rompió el silencio y aclamó,
como gesto de aprovación, que se abrieran los mares.
Ahí, una morena de cola policromática esperaba nuestro descenso.
Junto a ella, una rubia y otra pelisroja, las otras sirenas cantaban
cual rito religioso las voces del mar. Una vez abajo, la luz se apagó
para nuestros ojos. El océano se convirtió en un gran salón donde
amigos, en armonía con el entorno, nos dispusimos a bailar.
Respuesta del editor.