Pesan sobre mis mejillas tus dedos,
mantos calurosos de bondad.
Brillan, recordándome al sol, a la vida.
Haciéndome pensar en lo que sueño
21.8 años después de tu pasión.
.
Tan liviano soy yo comparando,
que me empujan. Desvían de mi camino
la razón. Y también trazan ríos.
Descubren la lucha
por la humanidad, desvelan la tela liviana
del egoísmo.
.
Ojalá que me escuches, seas carbono o energía,
deseo que sientas cada vibración
de mi organismo lanzada al viento.
Grítos de incógnita, gritos de tristeza.
.
¿Y donde van? Que el viento se los lleva
sin echar un vistazo en el espejo lunar;
los coje y gobierna, bajo la luz de las estrellas.
.
Hoy te extraño, hoy quiero que estés aquí.
Hoy suplico, padre, que envejezcas conmigo.