Sidé: viene en camino. Si los pasos son certeros y sigilosos, el sendero estará seguro. No hay fuerza obscura de la noche que despierte con un galope flotante.La cuenta comienza: setenta y dos horas de espera. Lo que se aproxima no muestra marca alguna de inseguridad: la decisión se tomó con el café obscuro y los cantos roncos de la madrugada.
Mientras las horas corren, Sidé prende el radio... una canción comienza a sonar con un tono especial... "sólo tú...mi forma de sentir... conocer..."; apaga el instrumento y trata de soñar. Aunque los golpeteos de su cabeza contra la ventanilla lastiman su rostro gastado, concibe dormir.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, veinte, veinticinco, cincuenta y tres, sesenta y ocho... cuantos segundos para la meta. Qué sueño tan hermoso.
