Fotografía de Lord Alejandro Felpa
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Es un día hermoso. Alguién acaba de nacer. Su nombre es Mara. Sidé la conoció por accidente en un paseo acalorado.
Iba caminando en una pradera rodeada de montañas, famosa por que en ella crecen flores moradas que el pueblo usa para preparar infusiones. Tenía una diminuta cantidad de agua y el ejercicio desgastante lo mataba. Entonces, se topó con una flor desconocida. Él le pregunto su nombre, a lo que ella respodió: Mara, flor de ámbar azul.
La pequeña y hermosa planta agregó que tenía unos segundos de ver la luz, y que sentía frío por la brisa presurosa. Sidé la abrazó, la besó y la cubrió con un manto de seda.
Tú, le dijo, serás mi amiga y me acompañarás siempre. Yó, afirmó, sere tu amigo y te protegeré toda la vida.