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En un lugar cerrado y obscuro, Sidé cierra los ojos y comienza a soñar... una llamada inesperada, una propuesta indecorosa, un entusiasmo desenfrenado y mucho deseo.
Su primera experiencia no fue ni cercana a la realidad deliciosa que ahora presenta el juego. Una voz seductora que narra, dos almas separadas que se entienden y se adoran, la fusión en un solo estado: el extasis.
Primero, los escalofrios nerviosos de la duda; luego, un cosquilleo jugueton que atraviesa su cuerpo desde la cadera hasta la mente; después, la sensación espásmica de la tranquilidad absoluta. Al final, sólo en su intimidad, acompañado en sus emociones por la pasión que enciende el fuego de su corazón.
Sidé lo siente todo. Conforme la voz se escucha en su mente las caricias sobran en su cuerpo, que expuesto ante la noche y la luna, se deleita del placer más acogedor.
Finalmente, deja de soñar.