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Duele en los labios besar la fotografía de quién,
para un mundo más objetivo,
murió bajo las armas por sueños sociales.
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Sangre inspirada por la libertad
la igualdad y democracia verdaderas.
Derramada por balas ajenas a un pueblo
pero intrínsecas de su gobierno.
Polvora gringa, sucia, interesada.
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Quienes desconocen la historia son indiferentes,
aquellos que la vivieron lloran despedazados por el informe
(doloroso también)
de un subastador orgulloso por la presa de su partido.
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El autor se disculpa con sus lectores
y escupe intolerante sobre las palabras del gobierno terrorista:
“demuestra el mérito de nuestra asistencia
de ‘medicina preventiva’
a países que enfrentan insurgencias incipientes”